Torotumbo
Leyendo el cuento Torotumbo, contenido en el libro Week-end en Guatemala, del inmortal Miguel Ángel Asturias (1899 - 1974), me encontré con este genial párrafo que ahora les comparto y que se presta a toda clase de interpretaciones, dependiendo del cristal con que se le vea:
5.
Los barrios populares de la capital se disponían a recibir al Torotumbo con baile, tertulia, café con pan, cigarrillos, copas de aguardiente, juegos de prendas, pero como los pobres ni de sus fiestas son dueños, algún estudiante lo supo, llevó el soplo a sus compañeros y por novelería de muchachos ansiosos de jugar al carnaval disfrazados de mamarrachos y hambre de diversiones, la ciudad entera se aprestó a recibir a los “encamisados”, como los llamaba la “gente bien”, con el beneplácito de los folkloristas que veían en aquella turba de desaforados una afirmación de la nacionalidad y algo digno de ser presentado a los turistas, el disgusto de los católicos que encontraban en aquel mitote resabios de la m